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Por qué sus monedas tienen rebordes: La historia de los bordes fresados

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¿Alguna vez ha pasado los dedos por el borde de una moneda de 25 o 10 céntimos y ha notado esas pequeñas estrías? No son meras características decorativas. Son el resultado de una medida antifraude centenaria llamada fresado de monedas, y cuentan una historia fascinante sobre el dinero, el crimen y la innovación.

¿Qué es el fresado de monedas?

El fresado de monedas es el proceso de crear relieves, crestas o diseños a lo largo del canto exterior de una moneda. El término procede de los molinos mecánicos que se utilizaron por primera vez en el siglo XVII para producir estos diseños en el canto. En la actualidad, cuando hablamos de acuñación con fresado, nos referimos a monedas fabricadas mediante procesos mecánicos modernos en lugar de métodos de acuñación manual.

El tipo más común de canto fresado que encontrará son los surcos verticales perpendiculares a la cara de la moneda. Pero los bordes fresados también pueden presentar letras, motivos decorativos o superficies lisas con bordes en relieve.

El problema que resolvió el fresado

Antes de que las monedas acuñadas se convirtieran en la norma, proliferaba una práctica delictiva denominada "recorte". Los deshonestos afeitaban pequeñas cantidades de metal precioso de los bordes de las monedas de oro y plata, y luego las gastaban por su valor íntegro mientras conservaban los recortes para fundirlos y venderlos.

No era un problema menor. El recorte de monedas estaba tan extendido en la Europa medieval y moderna que socavaba gravemente los sistemas monetarios. Los monarcas lo consideraban un ataque a la autoridad real y, en Inglaterra, se castigaba con la pena de muerte como alta traición.

La introducción de las monedas con canto fresado hizo que este delito fuera inmediatamente detectable. Cualquier manipulación del canto destruiría el patrón regular, alertando a comerciantes y funcionarios del fraude.

El nacimiento de la acuñación moderna

Las primeras fresadoras de éxito aparecieron en la década de 1550 en Alemania y Francia, pero fue Pierre Blondeau quien llevó la tecnología a Inglaterra en la década de 1660. Su prensa de husillo podía acuñar monedas con una precisión sin precedentes y añadir adornos en los bordes en una sola operación.

La Real Casa de la Moneda adoptó oficialmente la producción de monedas acuñadas durante la Gran Recoinación de 1696. Esta enorme empresa, supervisada en parte por Isaac Newton (sí, ese Newton), sustituyó prácticamente todas las monedas martilladas a mano de Inglaterra por monedas acuñadas a máquina.

Los resultados fueron espectaculares. El peso y el aspecto de las monedas se hicieron más uniformes, la falsificación se hizo más difícil y el recorte prácticamente desapareció como problema generalizado.

Mi experiencia en el examen de monedas fresadas

Nunca olvidaré la primera vez que tuve en mis manos una auténtica corona fresada del siglo XVII en una exposición numismática. Después de años coleccionando monedas modernas, sentir el trabajo de los bordes fue revelador. El escariado no era tan preciso ni uniforme como el que vemos en las monedas contemporáneas -se notaba la tecnología incipiente-, pero era extraordinariamente sofisticado para su época.

Lo que más me impresionó fue examinarla junto a una moneda martillada a mano unas décadas antes. La diferencia de calidad era asombrosa. La moneda fresada tenía detalles nítidos, un grosor uniforme y una redondez perfecta. La moneda más antigua era ligeramente irregular, con diseños más suaves y un borde irregular que habría sido fácil de cortar sin ser detectado.

Esa comparación práctica me hizo comprender la importancia histórica de una forma que las fotografías nunca hubieran podido. Estas mejoras técnicas no se limitaban a hacer dinero más bonito, sino que pretendían crear un medio de intercambio fiable que pudiera sostener economías cada vez más complejas.

Por qué las monedas modernas siguen utilizando cantos fresados

Dado que hoy en día las monedas se fabrican con metales comunes y no con oro y plata preciosos, ¿por qué seguimos molestándonos en fresar los cantos?

La respuesta es en parte tradición, pero también hay razones prácticas. Las monedas de canto fresado son más fáciles de apilar y contar mecánicamente, lo que es importante para los bancos y las empresas que manejan grandes cantidades de monedas. Los distintos diseños del canto también ayudan a distinguir las distintas denominaciones con el simple tacto, una característica de accesibilidad importante para las personas con deficiencias visuales.

En Estados Unidos, las monedas de 25 centavos, 10 centavos y medio dólar tienen el canto dentado, mientras que las de 5 centavos tienen el canto liso. Esta distinción se remonta a la época en que las primeras monedas contenían plata y necesitaban una protección antiastillamiento, mientras que las segundas se fabricaban siempre con metales menos valiosos.

Diferentes tipos de cantos fresados

Aunque el escariado es la forma más común de fresado de monedas, existen otros tratamientos del canto:

Bordes con letras presentan inscripciones alrededor del canto. Tanto la moneda de dólar estadounidense como la de libra esterlina utilizan este método, con el borde decorado con lemas patrióticos o fechas.

Cantos lisos en relieve se utilizan en las monedas de baja denominación. Estas siguen beneficiándose de la precisión de la producción de monedas fresadas, incluso sin motivos decorativos.

Motivos decorativos más allá del simple carrizo aparecen en algunos monedas conmemorativas y de emisión especialcon ondas, líneas diagonales u otros diseños.

Bordes de seguridad de las monedas modernas incorporan a veces múltiples motivos o características ocultas para disuadir de la falsificación, lo que demuestra que el fresado del canto sigue evolucionando como medida antifraude.

Coleccionar monedas acuñadas

Para los numismáticos, la transición de las monedas acuñadas a martillo a las acuñadas en molino representa una de las líneas divisorias más significativas del coleccionismo. Las primeras monedas acuñadas de los siglos XVII y XVIII alcanzan precios elevados, especialmente en buen estado.

Al evaluar las monedas acuñadas, los coleccionistas prestan especial atención al estado del canto. Los daños en el canto fresado, ya sea por desgaste, limpieza o manipulación incorrecta, pueden reducir significativamente el valor de una moneda. Los detalles originales e intactos del canto son un signo de conservación cuidadosa.

Resulta interesante observar que las monedas con errores de acuñación en los bordes o sin ellos se han convertido en piezas de colección por derecho propio, ya que estos errores de acuñación son relativamente raros en la producción moderna.

El legado de la molienda

El desarrollo de la moneda acuñada representa algo más que un avance tecnológico en el trabajo del metal. Fue un paso crucial en la creación de una moneda fiable y estandarizada en la que la gente pudiera confiar: la base de los sistemas económicos modernos.

Esas diminutas crestas en el cambio de tu bolsillo llevan siglos de historia. Son recuerdos de una época en la que el dinero era lo bastante valioso como para robarlo pieza a pieza, y en la que la solución a ese delito cambió la fabricación para siempre.

La próxima vez que manipule una moneda, tómese un momento para apreciar su canto fresado. Está tocando un elemento de seguridad que lleva más de 350 años protegiendo la moneda, una solución elegante a un problema antiguo que sigue sirviéndonos hoy en día.

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